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Charles Leclerc (Ferrari), líder del Mundial de Fórmula Uno, y su compañero español Carlos Sainz, intentarán contener en la debutante Miami, sede este fin de semana del quinto Gran Premio del año, el avance de Red Bull; escudería para la que el holandés Max Verstappen, último campeón del mundo, encabezó hace dos domingos, en Imola (Italia), un ‘doblete’ que completó el mexicano Sergio Pérez.
Verstappen, de 24 años, logró su segunda victoria de la temporada, en las dos carreras que acabó; y Red Bull respondió en Imola al extraordinario comienzo de curso de la ‘Scuderia’: el holandés y Checo replicaron el doblete logrado por Leclerc y Sainz en la primera carrera, en Baréin; y ‘Mad Max’ repitió, en el Gran Premio de la Emilia Romagna, el ‘Grand Chelem’ (victoria desde la ‘pole‘, con vuelta rápida y liderando la carrera de principio a fin) que había firmado el líder del Mundial sólo dos semanas antes en Australia.
De paso, Red Bull le asestó un pequeño toque psicológico a la escudería más laureada de la historia. En su propia casa, en el Autódromo Enzo e Dino Ferrari; donde, tras ser golpeado por el australiano Daniel Ricciardo (McLaren), Sainz acabó a las primeras de cambio su actuación. En una carrera en la que, a falta de nueve vueltas para el final, cuando rodaba tercero, Leclerc -de la misma edad que Verstappen- cometió un error que provocó su salida de pista, dañando el alerón delantero. El piloto del principado de la Costa Azul tuvo que volver a parar en boxes y perdió seis puestos de golpe, antes de recuperar tres para acabar sexto.
Después del Gran Premio de la Emilia Romagna, el primero de la temporada en el que la calificación se decidió mediante una prueba sprint -este año habrá otras dos más, en Austria y en Brasil-, que se anotó Verstappen por delante de Leclerc, el nuevo ídolo deportivo de los Países Bajos ya es segundo en el Mundial, a 27 puntos de los 86 con los que lidera el monegasco. ‘Checo’, que repitió en Imola el segundo puesto logrado en Melbourne y firmó su decimoséptimo podio en la categoría reina, es tercero, con 54; cinco más que el inglés George Russell (Mercedes) y con 16 sobre Sainz: segundo en Baréin y tercero en Arabia Saudí, que descendió al quinto puesto general después de su segunda retirada seguida.
El otro español, el doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Alpine), no pudo escapar en Imola de la mala suerte que le persigue desde el arranque de campaña; y, después de rodar con buen ritmo durante el fin de semana, tuvo que abandonar tras la séptima vuelta. En la primera le había tocado suavemente el Haas del alemán Mick Schumacher y, una vez relanzada la carrera tras la retirada del coche de seguridad que había entrado tras el percance de Sainz, perdió un trozo del pontón de su Alpine; engrosando su colección de infortunios en lo que va de curso, con dos retiradas en cuatro carreras y con el exiguo botín de dos puntos que lo sitúan en la decimoquinta plaza del Mundial.
Miami debuta en el Mundial en un circuito urbano construido alrededor del Hard Rock Stadium, en el que juegan de locales los Miami Dolphins, equipo de la NFL, la liga profesional del fútbol americano. Cuya final, la ‘SuperBowl’, se disputó seis veces en este estadio; que alberga también el torneo Masters 1000 de tenis de esa ciudad: que ganó este año el español Carlos Alcaraz.
La que albergará la citada localidad del estado de Florida será una de las dos carreras que tendrán lugar este año en Estados Unidos, cuyo Gran Premio se disputará el próximo 23 de octubre, como es habitual desde hace diez años, en el Circuito de las Américas de Austin (Texas). Y el de Miami será el undécimo circuito en territorio estadounidense que albergará una carrera de Fórmula Uno.
El primero, en 1959, fue el de Sebring, asimismo en Florida, a unos 270 kilómetros al norte de Miami: una pista en la que hace tres años ganó Alonso, con un Toyota, en el WEC. Se impuso en las 1.000 Millas de Sebring, una de las pruebas del Mundial de Resistencia, que se anotó el genial piloto asturiano antes de regresar, el año pasado, a la F1.
El circuito de Miami tiene una longitud de 5,412 metros, con 19 curvas -de alta y baja velocidad, siete de ellas a la derecha-, rectas largas y tres zonas de DRS. Una pista bastante más estrecha en algunas zonas que las de un circuito ‘convencional’, por lo que es previsible la entrada de más de un coche de seguridad el domingo, y no se descarta que a lo largo del fin de semana ondee alguna bandera roja.
Se esperan altas temperaturas, de hasta 30 grados centígrados. Y todos competirán en territorio virgen, por lo que será importante adaptarse lo antes posible a las características de la pista. En la que, a partir de este viernes, cuando arranquen los entrenamientos libres, se rodará con neumáticos de la gama de compuestos intermedia: los C2 (duros, reconocibles por la raya blanca), C3 (medios, raya amarilla) y C4 (blandos, roja).
Los ensayos (de un Gran Premio que en horario centroeuropeo se verá a última hora de la tarde y de noche) se completarán el sábado, horas antes de la calificación -de nuevo en formato habitual, con rondas eliminatorias- que ordenará la carrera del domingo: prevista a 57 vueltas, para completar un recorrido de 308.3 kilómetros.
Pase lo que pase en Miami, donde Checo contará -durante un fin de semana que su compañero Verstappen predice que será “loco“ con el apoyo del numeroso público latinoamericano, Leclerc llegará líder a la siguiente prueba: el Gran Premio de España, que tendrá lugar el 22 de este mes en Montmeló (Barcelona).
“Estoy seguro que habrá muchos latinoamericanos y mexicanos en la carrera, así es que espero recibir mucho apoyo”, señaló el tapatío.
Sainz, que no acabó las dos últimas carreras, intentará recuperar la senda del los puestos de honor en Florida, donde también confía en revertir su suerte Alonso, propietario de las 32 victorias que cuenta España en la F1 a lo largo de toda su historia y que suele ser de los más rápidos en adaptarse a situaciones nuevas; como demostró el año pasado en el debut de Qatar: donde, siete años después, volvió a subirse a un cajón. Sumando su podio número 98 en la categoría reina.
La F1 pretende instalar en Miami, donde la totalidad de las entradas se vendieron en un santiamén, una suerte de Gran Premio de Mónaco estadounidense. Y el ambiente, de lujo y fiesta, es enorme.
Verstappen y Checo visitaron a los peloteros de los Marlins, el equipo local de béisbol. Y el inglés Lewis Hamilton (Mercedes), el ‘hombre récord’ de la categoría reina, al que ‘Mad Max‘ destronó el año pasado y que -séptimo en el Mundial, a 58 puntos de Leclerc- está muy lejos de haber firmado el arranque de temporada deseado, se entretuvo jugando al golf con otro mito, Tom Brady, el veterano quarterback (organizador del juego) de los Buccaneers de Tampa Bay (asimismo en Florida).
El único jugador de la historia con siete anillos -seis de ellos con los New England Patriots- de la NFL: el mismo número de títulos mundiales que cuenta ‘Sir’ Lewis.
Con información de EFE