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La recuperación en diversos sectores de la actividad económica a una menor velocidad a la reactivación de la demanda generó cuellos de botella en las cadenas de suministro, situación que aún resienten algunos sectores productivos, particularmente el de la industria automotriz, uno de los más conocidos y difundidos, además también de ser uno de los más globalizados.
Cuando aún las principales economías del orbe no terminaban de levantarse, estalla la crisis política militar por la invasión de Rusia a Ucrania, que convocó a los grandes bloques económicos occidentales a implementar fuertes medidas económicas y financieras contra Rusia, sin embargo, el control estratégico de bienes como la energía y cereales por los invasores generó grandes desequilibrios y especulación en los mercados.
Para febrero del 2022, la inflación anual en México repuntó hasta el 7.3%, nivel que no se veía en 22 años y cuyo impacto se resintió de inmediato en el poder adquisitivo de los trabajadores, que día a día miran con asombro cómo algunos bienes de consumo básico se alejan de su canasta de bienes. El aumento de 9.5% en los salarios diarios asociados a trabajadores asegurados al IMSS se vio minado por el fuerte aumento en la inflación, que si bien todavía fue menor al incremento en los salarios contractuales, alcanzó para dejarle todavía un incremento real del 2.1%.
En junio del 2020, el salario contractual reflejó su mayor crecimiento real en varias décadas al registrar un aumento del 4.9%, mientras que justo un año después, en junio de 2021, el contexto inflacionario hizo caer la recuperación hasta el 1%, y aunque para los meses siguientes continuó avanzando, el escenario de crisis en los mercados de materias primas en las principales plazas financieras del mundo hacen poco probable que los salarios puedan avanzar por una vía de recuperación.
Salario diario asociado a trabajadores asegurados(variación porcentual en términos reales)
El deterioro en el poder adquisitivo en los años recientes avanzó en paralelo con el deterioro del mercado laboral, que ofrecía puestos de trabajo en condiciones cada vez más precarias mediante un incremento a los puestos de trabajo de uno y hasta dos salarios mínimos, y una reducción considerable del número de plazas en las que se pagaba de dos a cinco salarios.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) publicada trimestralmente por el INEGI, el número de trabajadores que perciben hasta un salario mínimo entre 2018 y 2021 aumentó en 5.1 millones de personas, al pasar en esos años de 8.5 a 13.7 millones de personas en ese rango de salario. De igual manera, el grupo de los que ganan más de uno y hasta dos salarios mínimos se vio engrosado también en 5.1 millones de personas, pasando de 14.9 a 19.9 millones.
Lo anterior puede apreciarse también en el hecho de que al cierre del año anterior, 33.6 millones de personas ganan entre uno y dos salarios mínimos. En contraparte, los que ganan más de dos y hasta tres salarios mínimos se redujeron en 2.2 millones de personas, tendencia que se reprodujo con los que ganan más de cinco salarios mínimos, cuyos puestos de trabajo se vieron reducidos para 1.2 millones de personas.
Variación en millones de personas
Población ocupada por nivel de ingresos
(población de 15 años y más)
La segunda parte de esta historia de deterioro en las condiciones de vida está en que los incrementos de precios más significativos cayeron sobre los bienes de consumo básico, tales como alimentos, combustibles y cuidado del hogar. Las cifras del Inegi muestran que la inflación anual en febrero del 2022 le dio un mayor sabor amargo al limón al incrementar su precio en 166.8%, la cebolla 112.1% y el aguacate 83.2%, es decir, las familias tuvieron que asimilar incrementos de precios de dos y hasta tres dígitos.
Índice Nacional de Precios al Consumidor
(mayores alzas anuales a febrero de 2022)
Considerando la “Canasta de consumo mínimo”, un indicador de reciente creación del Inegi que busca reflejar la tendencia de los precios de los productos que atienden tanto las recomendaciones nutricionales y energéticas en la parte alimenticia, como en la no alimentaria, a partir de los patrones de consumo de los hogares mexicanos, se tiene que el aumento de precios en esta muestra fue de 7.9%, todavía mayor que el 7.3% del promedio nacional y muy lejos del 3% del objetivo que pretenden alcanzar las autoridades monetarias desde hace ya varios años.
Precios de los alimentos seguirán aumentando en el corto plazo
La invasión de Rusia a Ucrania acentuó el aumento de precios mundiales de los alimentos a un nivel que no se veía desde la Gran Recesión de 1929. De acuerdo con la visión de la agencia de alimentos de la ONU, el aumento podría ser de hasta 22%. Rusia y Ucrania se ubican entre los tres principales exportadores mundiales de trigo, maíz, semillas de girasol y aceite de girasol, mientras que Rusia también se ubicó como el principal exportador mundial de fertilizantes.
Rusia y Ucrania forman parte del granero de Europa. Ambos concentran 29% de las exportaciones mundiales de trigo, 20% de las de maíz y 80% del suministro de aceite de girasol. También tiene una fuerte presencia en el suministro mundial de metales como aluminio, acero, níquel y paladio.