¡Síguenos!Los productores de goma de opio del sur de México, cuya actividad ayudó a 'alimentar' el consumo de heroína en Estados Unidos, dicen que los precios de su producto ha caído tanto -al parecer por la popularidad de opioides sintéticos como el fentanilo- que han decidido regresar a un cultivo que conocen muy bien: la mariguana.
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Asediados por la pobreza y el desempleo, los campesinos de las montañas de Guerrero que rodean las comunidades de Tenantla y Amatitlán aseguran que los precios de la pasta de opio, que se obtiene del bulbo de amapola, han caído tanto que no alcanzan para cubrir el costo de plantar, fertilizar, irrigar, limpiar y cosechar la materia prima de la heroína.
Un productor local señala lo que solía ser un campo de amapolas en una colina. Se pueden ver los tallos secos de las flores de la cosecha del año pasado entre las plantas de mariguana cultivadas este año.
“Probablemente vamos a sembrar de los dos”, dijo el robusto campesino, quien pidió no ser identificado por temor a ser arrestado por las autoridades.
Pero otro campesino con collares ostentosos en la comunidad cercana de Amatitlán puntualizó que ya no plantará amapola.
“Si voy a trabajar tres meses para ganar 5 mil pesos (aproximadamente 250 dólares), mejor hago otra cosa. Es más fácil sembrar mariguana, no se plaga tanto”.
Lo que ha motivado este cambio es el desplome en los precios que pagan las bandas de narcotraficantes por un kilo de pasta de opio. Hace unos años, en su mejor momento, los campesinos detallan que podían obtener entre 20 mil y 25 mil pesos (mil y mil 250 dólares) por kilo. Este año, los precios han caído a 5 mil pesos (250 dólares).
El campesino de Amatitlán culpa de la caída en los precios a los opioides sintéticos como el fentanilo.
La mariguana que alguna vez se vendió en unos 40 dólares por kilo hoy se vende en 10. Los productores no hacen mucho dinero con ninguno de esos cultivos.
El factor decisivo para muchos agricultores es el costo y el esfuerzo que implican. La amapola requiere irrigación, fertilización y aplicación constante de pesticidas. Recolectar la goma de opio es una labor delicada y tardada: el bulbo de la amapola es cortado y rallado, muchas veces por peones que sólo llegan a recolectar una pequeña cantidad cada día.
Aunque algunos peones cobran apenas el equivalente a 7 dólares por día, los que se dedican a la amapola cobran el doble, lo que reduce cualquier posible ganancia. La mariguana no es tan propensa a las plagas, y la cosecha es más sencilla.
También existe la posibilidad de que el cultivo de mariguana sea legalizado. México ya ha aprobado el cultivo para consumo personal a algunos individuos, aunque no ha legalizado la producción comercial.
Algunos creen que el cultivo legal de mariguana a escala comercial podría ayudar a las comunidades de la sierra de Guerrero, que se han visto azotadas por la violencia desde que subió el precio del opio y donde las bandas criminales se disputan el control de la zona. Civiles organizados y armados con fusiles de asalto vigilan comunidades como la de Tenantla 24 horas al día.
Humberto Nava Reyna, presidente del Consejo Supremo de los Pueblos del Filo Mayor, un grupo que promueve proyectos de desarrollo en las montañas, declaró que “todos sabemos que la economía de esta zona del estado de Guerrero, la parte alta, se dedica a la siembra de mariguana y amapola... lo que pedimos es que se regularice, se reglamente”.
En términos más amplios, es un capítulo más en la historia cíclica de la agricultura en los trópicos, en la que los campesinos viven auges con cultivos como el café, y luego padecen debido a enfermedades o caídas en los precios.
“En los setenta el mayor cultivo que sembraba era la mariguana, después bajó la mariguana y subió lo que es la amapola”, comentó Nava. “Ahora están buscando la regulación de la mariguana”.
Más Información: El Financiero