¡Síguenos!Desde un ángulo no se ve mayor peligro, pero del otro lado es evidente el desplazamiento del terreno. Ahí viven 40 familias, son damnificadas de los huracanes ‘Ingrid’ y ‘Manuel’. Viven en El Nuevo Mirador, fraccionamiento que el Gobierno federal construyó como parte del plan “Nuevo Guerrero“. La corrupción y la negligencia han hecho que cuatro años y medio después del desastre vuelvan a estar en una situación de riesgo y ahora más grave.
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Las casas dañadas debieron demolerse desde hace dos años porque justo cuando acabó la obra, Protección Civil confirmó que estaban mal hechas y el terreno se estaba deslizando. Los sismos de septiembre y las lluvias han empeorado la situación. La delegación de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) afirma que no hay dinero para quitarlas.
Alma Jiménez, encargada de despacho de Sedatu en Guerrero, explica: “Hemos estado haciendo la gestión ante oficinas centrales solicitando de manera constante los recursos para la demolición, sin embargo, la Secretaría carece de recursos”.
Maricruz Aguirre Pérez, damnificada, dice: “Eso se está recorriendo cada vez más, se está socavando ahí. Cuando llueve toda la tierra se viene para acá. Aquí también vea como se está abriendo también”.
Ana María Montan Leyva, damnificada afectada, señala: “Salí de un lugar donde yo corría riesgo, peligro. Nos traen aquí y la mera verdad no sé si soy beneficiaria a esto o sigo siendo damnificada, para mí esto no es un patrimonio”.
Maricruz y Ana María llegaron a El Nuevo Mirador, en Chilpancingo, Guerrero, hace dos años. Ambas perdieron sus casas en 2013, tras el golpe de los huracanes ‘Ingrid’ y ‘Manuel’. Viven en la manzana 1B del fraccionamiento. Desde que les entregaron sus viviendas supieron que las casas de junto tenían daños estructurales y debían demolerse, aparentemente no les afectaría, pero el terreno comenzó a deslizarse.
Las casas afectadas podrían caerles encima.
Los daños que está provocando el deslizamiento del terreno se ven fuera del edificio y también dentro del departamento.
La misma delegación de la Sedatu reconoce que los errores son de origen: hubo mala elección del terreno y del sistema de construcción. Además de los deficientes trabajos en las obras de mitigación de riesgo, que incluyen taludes de contención.