¡Síguenos!México necesita pasar de un lento e ineficiente inicio de inmunización para contener la pandemia de la #COVID19, a una verdadera vacunación masiva; de lo contrario, este año no podrá dar paso, con seguridad, a la nueva normalidad y la enfermedad escalará, con el incremento de muertes que eso significa, plantean especialistas.
TwittearVisitas: 1803
De acuerdo con el Dr. Alejandro Macías Hernández, excomisionado en la emergencia epidemiológica por la epidemia de influenza AH1N1, en 2009, lo primero que hay que admitir es que la vacunación va lenta y la principal causa es que no llegan las vacunas con el ritmo que se quisiera.
No se han tenido a tiempo los biológicos de AstraZeneca que se envasarán en México y, “al parecer” se va a retrasar su entrega.
El 4 de enero del 2021, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) autorizó el uso de emergencia de esa vacuna; sin embargo, todavía no cuenta con la autorización de funcionamiento de la planta de Laboratorios Liomont, ubicada en Toluca, Estado de México, donde se están envasando.
La lentitud traerá consecuencias
El doctor Alejandro Macías Hernández subrayó que si no tenemos un mejor ritmo de vacunación, no vamos a poder volver este mismo año a la normalidad o que si volvemos, la emergencia nos pueda tomar con los dedos en la puerta, con rebrotes en el país.
“Volver a clases en esas condiciones, abrir todas las actividades económicas, va a ser riesgoso y va a haber regiones permanentemente que se estén prendiendo en relación con la pandemia, porque no se ha terminado, el virus no se ha ido, ni se va a ir así de fácil”, refirió.
Para Xavier Tello las primeras implicaciones serán que el calendario se va a recorrer, como ya sucedió. Lo grave del asunto es que, al retrasarnos, tenemos menos gente inmunizada y, por lo tanto, más gente que se va a enfermar y más gente que se va a morir.
Al respecto, el profesor de la UNAM, Malaquías López Cervantes advirtió sobre las consecuencias de darle prioridad a maestros y personas que viven en comunidades apartadas, lo cual calificó como golpes mediáticos de carácter político.
El médico mencionó que lo que se hubiera esperado es que se vacunara a la población que vive en lugares donde la transmisión es más intensa y no se está haciendo así.
“Eso, lo que puede ocasionar es que, tarde mucho más tiempo controlar la transmisión, al salir a vacunar a lugares de baja transmisión.
Un análisis presentado como parte de la editorial del número 63 de la revista Salud Pública de México, que edita la Secretaría de Salud, señala que se pueden distinguir regiones con diferentes cargas de mortalidad. “Los datos que se tienen indican que la carga de mortalidad es mayor en zonas urbanas y metropolitanas que en áreas rurales”.
El documento refiere que estos datos no son perfectos, ya que es posible que exista un subregistro de las personas que fallecen en áreas rurales. Aunque es algo que se debe investigar más, la mejor evidencia con la que se cuenta, incluso considerando el exceso de mortalidad total, sugiere que las zonas rurales más alejadas no son las más afectadas, remarca.
López Cervantes comentó que otra posible consecuencia es que se esté generando un mosaico epidemiológico que pudiera favorecer al virus y generar variantes genéticas que después resulten más difícil de manejar. Incluso se le está dando la oportunidad de penetración a otras variantes, alertó.
El especialista recordó que ya están presentes en el país las variantes brasileña y británica. Por lo que, al retrasarse la cobertura de vacunación, el virus tiene más oportunidad de replicarse y, mientras más se replique, tiene más oportunidades de cambiar a punto tal que pueda escapar al control de las vacunas.
Para el analista Xavier Tello, en este momento nos estamos metiendo a un cuello de botella, porque se le está acabando el tiempo al presidente, Andrés Manuel López Obrador, para vacunar a los adultos mayores y no hay una metodología para vacunar al resto de la población.
Incluso mencionó que, mientras en Estados Unidos, a partir del primero de mayo próximo, va a quitar las restricciones de edad. Es decir, todas las personas de todas las edades se van a vacunar, nosotros no sabemos cuándo vamos a acabar con los adultos mayores.
“Si la parte fácil de la vacunación era vacunar a 15 millones de ancianos y no logramos hacerlo con la fluidez necesaria, qué va a pasar con el resto de la población”, cuestionó.
Además, llamó la atención en que falta vacunar a pacientes con VIH, cáncer, médicos del sector privado y una serie de gente que no está siendo tomada en cuenta en las prioridades de grupos para vacunar.
Información: El Economista