¡Síguenos!Hasta el corte de este 8 de mayo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lleva descubiertos más de 25 mil monumentos y vestigios a lo largo de los mil 500 kilómetros de obras del Tren Maya en la Península de Yucatán. Se trata, como han señalado las autoridades, de un enorme tesoro arqueológico para México.
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Sin embargo, la ajustada fecha límite para terminar las obras de este megaproyecto —el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que debe estar concluido para finales de 2023— podría poner en peligro el análisis, la protección y la recuperación de esos restos, así como la exploración en los tramos que aún faltan por construir.
“Si el INAH estuviera investigando con una calidad mínima, la labor de análisis no estaría terminada en un sexenio completo, ni mucho menos el año que viene”, expone Miguel Covarrubias, arqueólogo con 30 años de experiencia.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF), en su último informe del pasado 22 de febrero, hizo una advertencia similar, al señalar que, ante la premura, existe el riesgo de que las labores de salvamento de todas las piezas y monumentos no se lleven a cabo con el tiempo que requieren.
Asimismo, en tramos como el polémico 5 Sur, que va de Playa del Carmen a Tulum, en Quintana Roo, activistas denuncian que las obras no solo generarán una afectación ambiental en los ríos subterráneos, las cuevas y los cenotes por los que se proyecta que pase el tren, sino que también tendrán un impacto arqueológico en esas cuevas que, además de agua cristalina, esconden vestigios que van mucho más atrás de la civilización maya.
Octavio del Río, especialista en Arqueología Subacuática, explicó que en esta zona de la Riviera Maya que va de Playa del Carmen a Tulum se han encontrado en esas cuevas los restos de 10 seres humanos de la Edad de Hielo, con más de 10 mil años de antigüedad, aunque el sistema de ríos subterráneos es tan grande que aún falta mucho por explorar.
“En tres décadas, llevamos apenas un catálogo de restos de 10 seres humanos, pero aún no sabemos qué hay realmente en los ríos subterráneos, que son los más grandes del planeta, y esto es lo que está peligrando con la obra del tren”, expone.
El INAH, a través del doctor Manuel Pérez Rivas, responsable académico del Proyecto de Salvamento Arqueológico Tren Maya, también con más de 30 años de experiencia, señala que en los tramos 1, 2 y 3 del proyecto ya se han aplicado múltiples medidas para proteger in situ cientos de monumentos que están sobre el derecho de vía, como el uso de geomallas, además de que se han realizado modificaciones al trazo de la obra para proteger aquellos monumentos que no se pueden mover de lugar.
En cuanto a la preocupación por los tiempos, Pérez Rivas comenta que en muchos proyectos de salvamento arqueológico “el tiempo nunca es suficiente”, aunque ello no es impedimento para cumplir con su labor.
Para ello, el investigador del INAH expone que, además de contar con casi 300 arqueólogos realizando trabajo en el terreno, se están utilizando drones y tecnología especializada para hacer recreaciones virtuales de los contextos arqueológicos hallados, lo cual ha permitido reducir los tiempos de intervención. Asimismo, recalca que esta tecnología va a permitir que, en un futuro, estos miles de vestigios puedan ser analizados por otros investigadores, por lo que la información y el patrimonio histórico no se perderán.
“No somos infalibles y estamos sujetos al escrutinio público. Pero tenemos la convicción de que estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo”, subraya.