¡Síguenos!Luego de la destitución de Miguel Ángel Osorio Chong como coordinador de los senadores priistas, queda la sólida impresión de que la limpia de disidentes de Rafael Alejandro Moreno Cárdenas en el PRI tiene no solamente el aval, sino hasta la colaboración de Palacio Nacional. ¿Para qué? Siempre es más fácil negociar con una sola cabeza, que con una medusa de cien testas.
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Con paciencia, sigilo y más cálculo que suerte, el campechano al que apodan Alito y su camarilla se quedaron con el partido.
Lo más interesante es que lo hacen luego de soportar una feroz andanada desde el centro del poder.
El lopezobradorismo le echó encima a Alito -seguramente con argumentos judiciales genuinos- a la Secretaría de Hacienda, a la Unidad de Inteligencia Financiera, a las fiscalías de Campeche y General de la República y el ex gobernador sigue libre.
Terminaron por fortalecerlo internamente.
De ahí que da la impresión que, desde Palacio Nacional, se ha dictado el lugar común de si no puedes vencerlo, únelo, coóptalo, súmalo y negocia.
En todo este contexto, Miguel Ángel Osorio Chong dejó de ser útil como el principal y más agrio disidente de Rafael Alejandro.
Esto, y adicionalmente el elemento que juegan los procesos electorales que se desarrollan en Coahuila y en el Estado de México.
A la luz de las cifras más recientes no se ve cómo el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) pueda arrebatarle la gubernatura coahuilense al tricolor, cuyo candidato va afianzado en la alianza que también integran PAN y PRD.
En aquel estado norteño, la ventaja que saca el candidato priista es de 10 puntos.
En el Estado de México, el escenario es otro, pero el PRI también ha comenzado a creer que puede hacer el milagro de seguir gobernando la entidad con más habitantes del país.
Ahí sin embargo la candidata de morena Delfina Gómez Álvarez saca 20 puntos a la opción de la alianza opositora.
Con todos estos elementos para el análisis, lo indudable es que Alito ha quedado muy fortalecido con la defenestración de Miguel Ángel Osorio Chong que fue el segundo hombre más poderoso del país en los tiempos de Enrique Peña Nieto.
En lo que corresponde a Puebla, el afianzamiento de Rafael Alejandro Moreno Cárdenas y la limpia de disidentes y obstáculos internos le va muy bien al presidente del comité directivo Estatal Néstor Camarillo Medina.
También el horizonte del ex presidente de Quecholac ha escampado, aunque en realidad no tenía una verdadera oposición interior.
Y en todo este juego, sobre todo el que ha dejado tan fortalecido a Rafael Alejandro, el dedo de Palacio Nacional fue determinante.