¡Síguenos!Si bien el número que viajaron vía aérea ha sido mucho menor respecto a la misma época del año pasado, muchos siguieron adelante con sus planes en medio de un fuerte aumento de muertes, hospitalizaciones y contagios
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Millones de estadounidenses decidieron viajar en avión y automóvil antes del Día de Acción de Gracias a pesar del riesgo de agravar más la pandemia de coronavirus, ignorando las advertencias cada vez más serias de las autoridades para que permanecieran en sus hogares y limitaran sus reuniones a los miembros de su vivienda.
Aquellos que tomaron vuelos fueron testigos de un panorama diferente en los aeropuertos de la nación durante el que tradicionalmente es uno de los periodos de viajes más agitados del año: se colocaron barreras de plexiglás frente a las estaciones de entrega de documentos de identificación, había sitios de pruebas rápidas dentro de las terminales, y se entregaba un papel en el que se les solicitaba a los pasajeros colocarse en cuarentena cuando llegaran a su destino.
Si bien el número de estadounidenses que viajaron vía aérea en los últimos días ha sido mucho menor respecto a la misma época del año pasado, muchos siguieron adelante con sus planes para celebrar el feriado en medio de un fuerte aumento de muertes, hospitalizaciones y casos confirmados de coronavirus en todo Estados Unidos.
Los decesos se han incrementado a más de 1.600 diarios, una cantidad vista por última vez en mayo, cuando la crisis en el área metropolitana de Nueva York estaba disminuyendo.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y las autoridades estatales y locales han exhortado a la gente a no viajar, y han solicitado mantener los festejos por el Día de Acción de Gracias a un nivel muy moderado.
Entre 900.000 y un millón de personas al día pasaron por los puntos de revisión de los aeropuertos de la nación del viernes al martes, una disminución del 60% respecto al mismo periodo del año pasado. Sin embargo, de todas formas han sido algunas de las aglomeraciones más grandes desde que la crisis del COVID-19 llegó a Estados Unidos en marzo.